Reseña de "Los gatos de Santa Felicitas" en El ballet de las palabras, interesante blog cultural que dirige extraordinariamente Patricia Pérez. Recomiendo una vuelta por todas sus entradas.
sábado, 27 de julio de 2013
miércoles, 10 de julio de 2013
Del Cap. XI.
[…]Estela leía la prensa en voz alta mientras
colocaba los bollos en la bandeja que portaba las jarras de zumo y de leche. Mientras
ella nos informaba, yo me desperezaba escuchándola y, al oír sus últimas
palabras en referencia a la limpieza en la iglesia y al exterminio de los
gatos, no puede disimular un profundo malestar.
Calisto adoraba a los gatos, y para mí
significaban un elemento más de santa Felicitas. Formaban parte de la iglesia
al igual que las esculturas del matrimonio Álzaga o los mosaicos del suelo.
Aquellos animales eran especiales como lo era
el resto del recinto. Pero, ¿cómo podía salir en defensa de una familia de
gatos cuando, por una vez, el departamento de Sanidad se había empleado en sus
menesteres? Sin embargo, me sentí muy molesto, ya que, de no haber sido por la
asistencia al Oficio del domingo de unas pocas personalidades influyentes,
ningún equipo de limpieza se hubiera ofrecido a limpiar ni un solo palmo de
aquel lugar. Cuando mi amigo descubriera que habían sacrificado a sus gatos
para que no estorbaran a los pocos feligreses, que posiblemente nunca más
volvieran por la iglesia, se pondría muy furioso.
—¿Qué otra cosa podían hacer? —me resignaba
Rosita—. Se trataba de un gran número de animales. Si hubieran sido unos pocos
quizá los hubiesen llevado a alguna asociación o regalado por ahí, qué sé yo…
pero eran muchos y, además, muy feos; tú lo sabes.
Yo lo sabía; mi novia estaba en lo cierto: Eran muchos, eran feos y eran incómodos a la vista de las gentes que, de vez en cuando, se aventuraban a visitar santa Felicitas. Pero, aun así, me enojó que los barrieses del lugar. […]
“Del Cap. XI.” (Pág.113)
Vídeo: Alberto Catalogna y D.
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